La Palabra de Dios

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viernes, 20 de abril de 2012

 Ocupados pero no preocupados



 La Biblia nos enseña que no debemos dejar que las preocupaciones afecten nuestra vida. “¿Quién de ustedes, por mucho que se preocupe puede añadir una sola hora al curso de su vida?”, dice Jesucristo en el evangelio de Lucas, capítulo 12 versículo 25. A veces estamos tan absortos en las circunstancias adversas que estamos pasando, que no vemos los aspectos buenos de la vida. Cada día que Dios nos regala, es un motivo para estar gozosos, ya que el gozo que nos da el Señor no es como la felicidad que nos da el mundo, esta es temporal y sujeta a las circunstancias, mientras que el gozo de Dios es algo que perdura porque es el resultado de tener a Jesús en nuestro corazón. En el libro de Filipenses, capítulo 4 versículo 6 leemos: “no se inquieten por nada, más bien en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias”. Si en lugar de preocuparnos por las situaciones que estamos pasando, se las entregamos al Todopoderoso y le pedimos su dirección para lograr soluciones, nos sentiremos mucho mejor. Debemos ocuparnos en buscar la orientación del Dios que creó el cielo y la tierra, de quien murió en la cruz por nosotros, de quien dice que nunca nos abandonará ni nos desamparará y para quien nada, es imposible. “Depositen en Él toda ansiedad, porque Él cuida de ustedes”, leemos en el libro 1 de Pedro, capítulo 5 versículo 7 de las Santas Escrituras. Confiemos en Dios, ocupémonos de sus negocios que Él se ocupará de los nuestros. El cristianismo no es una religión sino un estilo de vida con Jesucristo como nuestro Señor y Salvador. Dios te bendiga y te guarde. Hasta el próximo encuentro con La Palabra de Dios Lic. Beatriz Martínez (CNP 988) beaperiodista@hotmail.com wwwlapalabradedios.blogspot.com


La Palabra de Dios                                                              
Ocupados pero no preocupados

La Biblia nos enseña que no debemos dejar que las preocupaciones afecten nuestra vida.
 “¿Quién de ustedes, por mucho que se preocupe puede añadir una sola hora al curso de su vida?”, dice Jesucristo en el evangelio de Lucas, capítulo 12 versículo 25.
A veces estamos tan absortos en las circunstancias adversas que estamos pasando, que no vemos los aspectos buenos de la vida.
Cada día que Dios nos regala, es un motivo para estar gozosos, ya que el gozo que nos da el Señor no es como la felicidad que nos da el mundo, esta es temporal y sujeta a las circunstancias, mientras que el gozo de Dios es algo que perdura porque es el resultado de tener a Jesús en nuestro corazón.
En el libro de Filipenses, capítulo 4 versículo 6 leemos: “no se inquieten por nada, más bien en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias”.
Si en lugar de preocuparnos por las situaciones que estamos pasando, se las entregamos al Todopoderoso y le pedimos su dirección para lograr soluciones, nos sentiremos mucho mejor.
Debemos ocuparnos en buscar la orientación del Dios que creó el cielo y la tierra, de quien murió en la cruz por nosotros, de quien dice que nunca nos abandonará ni nos desamparará y para quien nada, es imposible.
“Depositen en Él toda ansiedad, porque Él cuida de ustedes”, leemos en el libro 1 de Pedro, capítulo 5 versículo 7 de las Santas Escrituras.
Confiemos en Dios, ocupémonos de sus negocios que Él se ocupará de los nuestros.
El cristianismo no es una religión sino un estilo de vida con Jesucristo como nuestro Señor y Salvador.
Dios te bendiga y te guarde. Hasta el próximo encuentro con La Palabra de Dios
Lic. Beatriz Martínez (CNP 988)
wwwlapalabradedios.blogspot.com

martes, 20 de diciembre de 2011

Intimidad Con Dios


Cuando amamos a alguien lo que más deseamos es compartir más tiempo juntos, estar solos y poder hablar de temas que nos interesen a ambos y sobre todo conocernos un poco más.
Así debe ser con Dios, apartar tiempo para tener con él esa relación íntima que nos acerque más a su presencia y donde podamos sincerarnos y manifestarle nuestro amor y entrega a su voluntad.
Jesucristo se apartaba a lugares solitarios para establecer contactos con el Padre Celestial y en la Biblia encontramos muchos pasajes que nos relatan de los momentos de intimidad que los profetas tenían con Dios.
Nuestra relación con Dios debe ser personal, sin intermediarios, a través de la oración, alabanza y hasta silencio, ya que es en esos momentos cuando podemos acercar nuestro espíritu, a su espíritu.
En el salmo 139 versículos 23 y 24, podemos leer: “examíname oh Dios y sondea mi corazón, ponme a prueba y sondea mis pensamientos. Fíjate si voy por mal camino y guíame por el camino eterno”.
Cada vez que compartimos un tiempo con nuestro Padre Celestial, tenemos la oportunidad de que pedirle que examine nuestra vida para saber lo que tenemos que cambiar o mejorar.
Nadie más que Dios para darnos el consejo que necesitamos o exhortarnos con amor si estamos fallando a sus mandamientos.
Pero siempre debemos recordar que el Señor es digno de alabanza y adoración, que para Él es toda la gloria y la honra.
Por eso David dice en el Salmo 145 versículos 1 y 2: “te exaltaré mi Dios y Rey por siempre bendeciré tu nombre. Todos los días te bendeciré por siempre alabaré tu nombre”.
Buscar la presencia del Señor y tener encuentros íntimos con Él, debe ser una necesidad en nuestras vidas, no un rito o un compromiso para quedar bien con las demás personas, debe ser algo espontáneo y que nos llene de gozo.

sábado, 17 de septiembre de 2011

Dios de Pactos

Hace muchos años, las personas realizaban convenios entre si y solo bastaba su palabra, para considerar el compromiso adquirido como un hecho.
Palabra de honor, decían los hombres y con eso era suficiente, para estar seguro de que se cumpliría con lo acordado.
En los tiempos actuales, muy pocas personas cumplen con la palabra empeñada y menos aún, quienes creen en ella, ni siquiera estando de por medio un papel firmado, hay seguridad de que nos cumplan lo prometido.
Sin embargo, en la Palabra de Dios si podemos confiar, porque tenemos un Dios de Pactos que cumple con sus promesas, que nunca se olvida de ella y que aunque pase el tiempo, todo lo que ha dicho en la Biblia tiene vigencia.
En el Salmo 103: 17-18 leemos lo siguiente : “más la misericordia de Jehová es desde la eternidad y hasta la eternidad sobre los que le temen y su justicia, sobre los hijos de los hijos, sobre los que guardan su pacto y los que se acuerdan de sus mandamientos para ponerlos por obra”.
Dios hizo un pacto con Abraham cuando él le obedeció, también lo hizo con Moisés, Jacob, José, David, Salomón y otros hombres y mujeres que disfrutaron de una vida de bendiciones por su obediencia y cuyas historias son contadas en la Biblia.
Lo más hermoso, es que tú y yo también podemos aspirar a esas bendiciones, los pactos y promesas de Dios con los seres humanos no se vencen, son eternos y por eso todos los días debemos recordar esos compromisos divinos, que son dados a conocer en la Biblia, el cual es un libro de promesas.
“El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”, dice Jesús en el Mateo, capitulo 24 versículo 35.
En ese texto tenemos la confirmación de la fidelidad de Nuestro Señor Jesucristo, de la seguridad del cumplimiento de sus promesas, de la palabra de honor que siempre respeta el Dios de Pactos.

EL CRISTIANISMO NO ES UNA RELIGIÓN, ES UN ESTILO DE VIDA CON JESUCRISTO COMO NUESTRO SEÑOR Y SALVADOR.

Vencido pero no derrotado

Hay situaciones en nuestra vida que nos llevan a decir ¡no puedo más!
Quizás se trate de un problema familiar, una crisis financiera o una enfermedad.
En esos momentos es importante recordar que tenemos a un Dios Todopoderoso y misericordioso y a Él debemos acudir en todo momento.
El Salmo 34 en sus versículos 18 y 19 dice: “cercano está Jehová a los quebrantados de corazón y salva a los contritos de espíritu, muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas las librará Jehová".
¡Qué hermosa promesa de nuestro Dios!.
Estas palabras de la Biblia nos ratifican que no estamos solos en nuestras necesidades, que tenemos a quien acudir en cualquier momento para buscar recibir consuelo y apoyo.
La vida diaria nos coloca en circunstancias muy difíciles y a pesar de nuestros esfuerzos no podemos salir de ellas, nos sentimos como comúnmente se dice: en un callejón sin salida.
Pero en el libro 2 de Corintios capítulo 4 versículos 8 y 9, Pablo nos recuerda que el Poder es de Dios y no de nosotros “que estamos atribulados en todo, más no angustiados, en apuros más no desamparados, derribados pero no destruidos”.
Cuando tenemos problemas, buscamos el consejo o el consuelo del hombre y no de Dios.
Confiamos en que lo que nos dicen familiares o amigos nos traerá paz y soluciones, pero lamentablemente no es así y en lugar de hallar serenidad nos llenamos de angustia y desespero, que nos lleva a cometer errores que agravan nuestra crisis.
Lo mejor que debemos hacer cuando los conflictos nos llevan a pensar que estamos derrotados, es recordar lo que dice la Biblia en Romanos 8 versículo 37: “somos más que vencedores, por medio de aquel que nos amó”.
Si tenemos a Jesús en nuestro corazón, si Él es quien gobierna nuestra vida y confiamos en Él como nuestro Señor y Salvador, no habrá necesidad, enfermedad o crisis que nos lleve a la desesperación, porque podremos decir con toda nuestra fe: “todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.

EL CRISTIANISMO NO ES UNA RELIGIÓN, ES UN ESTILO DE VIDA CON JESUCRISTO COMO NUESTRO SEÑOR Y SALVADOR.



Ataduras espirituales

Las necesidades diarias nos llevan muchas veces a adquirir compromisos y deudas que a veces no podemos cumplir, sea por falta de tiempo o por que sobrepasan nuestra capacidad económica.
En esos momentos, sentimos que estamos atados a situaciones de las cuales quisiéramos salir y no podemos, a pesar de haber tenido razones para hacerlo, ya sea para comprar la casa, pagar los estudios a nuestros hijos o cubrir una emergencia médica.
Quienes hemos pasado por esas crisis y hemos confiado en Dios, las hemos superado.
Pero hay otros problemas en nuestras vidas que no queremos enfrentar, simplemente porque no sabemos cómo hacer para salir de ellos.
Y en estos casos podemos mencionar un vicio, una adicción o un sentimiento negativo, el cual sin darnos cuenta no esclaviza.
Son ataduras espirituales, que muy pocas veces queremos reconocer y por ello son más difíciles de deshacernos de ellas.
Por ello en el libro 2 de Timoteo capítulo 1 versículo 7, podemos leer: “porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio”.
Hay costumbres que son perjudiciales, pero como se han convertido en parte de nuestras vidas, no calibramos los daños que nos hacen.
Frecuentemente nos encontramos con personas que nos aseguran que quieren dejar de fumar pero no pueden, o que desean no tomar más licor pero no han logrado superar el vicio o que consumen drogas pero la adicción es más fuerte que ellos.
Otras tienen en su corazón tanto rencor, odio o decepciones, que les impide perdonar y vivir una vida plena.
Si este es tu caso, te recomiendo que leas en el libro de Filipenses capítulo 14 versículo 13 lo que nos dice el apóstol Pablo: “todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.
Si tenemos a Jesucristo en nuestro corazón, si Él controla nuestra vida, podemos estar seguros que ninguna atadura espiritual podrá hacernos su presa.
Y no es que no vamos a tener problemas y dificultades en la vida, pero la diferencia es que no vamos a ser esclavos de las malas costumbres o sentimientos y que cada vez que enfrentemos un problema, vamos a tener la paz y tranquilidad para poder buscar y encontrar soluciones.
Jesús dijo en el evangelio de Juan capítulo 6 versículo 37: “al que a mi viene, no le echo fuera”. Búscalo.

EL CRISTIANISMO NO ES UNA RELIGIÓN, ES UN ESTILO DE VIDA CON JESUCRISTO COMO NUESTRO SEÑOR Y SALVADOR.

Jesús no es una religión

Frecuentemente cuando tratamos de hablar con una persona sobre Jesucristo, las respuestas más comunes son: “yo tengo mi religión” o “yo creo en Dios”
A través del tiempo se han formado tantas opiniones erróneas de quien es Jesucristo, que han confundido al hombre.
Sin embargo la Palabra de Dios es muy clara, en el evangelio de San Juan capítulo 14 versículos 6 y 7 Jesús dijo a los apóstoles: “yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie viene al Padre sino por mí, si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais y desde ahora le conocéis y le habéis visto”.
Jesús nunca habló de religión, nos enseñó un estilo de vida enmarcado en su ejemplo y enseñanzas, las cuales siempre estuvieron dirigidas al amor a Dios y al prójimo, a la obediencia a los mandamientos para llevar una vida agradable al Padre.
El cristianismo está basado en la vida del Hijo de Dios que está escrita en el Nuevo Testamento y cuya llegada a la tierra fue anunciada por los profetas en el Antiguo Testamento.
Las religiones surgieron después de la resurrección de Jesús y dividieron a la humanidad, estableciendo una serie de dogmas, prácticas y creencias, que no están en la Biblia y que cada día alejan al hombre de Dios.
La única condición que pide Jesús, es que lo aceptes como tu Señor y Salvador y que lo recibas con un corazón arrepentido y dispuesto a cambiar.
El amor de Dios Padre es tan grande, que envió a su Hijo a morir por nuestros pecados para que fuésemos salvos y nos dejó su Espíritu Santo, como nuestra guía y maestro.
La Biblia nos recalca que sólo recibiendo a Jesús podemos ser salvos y así lo leemos en el libro de Hechos capítulo 4 versículo 12: “y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, en que podamos ser salvos”.
El temor a reconocer, que muchas de las cosas que hemos hecho en nuestra vida son aborrecibles a Dios, es la razón por la cual nos negamos a recibir a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador.
Nos negamos a aceptar que Él sólo quiere proporcionarnos una vida con gozo y paz, donde nos sintamos bien a pesar de las aflicciones, confiados en que ya tenemos la vida eterna asegurada.
La Biblia dice en 1 Juan capítulo 5 versículo 11: “Dios nos ha dado vida eterna y esta vida está en su Hijo”.

EL CRISTIANISMO NO ES UNA RELIGIÓN, ES UN ESTILO DE VIDA CON JESUCRISTO COMO NUESTRO SEÑOR Y SALVADOR.